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sábado, 20 de octubre de 2018

Enamorada de otro (o eso creías)


    Sinceramente, Ana, aún en ese momento no me atraías, nunca lo he entendido porque sí eras bonita e incluso ya tenías un buen cuerpo, pero yo seguía gustando de tu hermana y no te veía como pareja. Sin embargo, aún sin atraerme, supe que teníamos que hablar.

   Ocurre que me molesté porque habías tenido relaciones y cuando te lo dije que discutimos, supe que sí me gustabas y me había estado engañando.¡!

  Fuimos a un banco del estacionamiento, tú estabas nerviosa porque sabías que me había enterado y al final aún yo te gustaba. Primero te lo pregunté que si era cierto que habías tenido relaciones con tu novio, me miraste a los ojos y salieron tus lágrimas. Entonces yo también sentí como mis ojos se humedecían y me dijiste:

 - ¿Por qué te importa eso? Tú nunca quisiste estar conmigo. Yo quería que fueras tú el único y el primero y te busqué por años.

Te expliqué que eras muy niña, que la gente no lo vería bien y me dijiste algo que nunca olvido y que me demostró cuan madura eras:

 - Si es por eso, podíamos ser novios en secreto y esperar el tiempo que tu quisieras, incluso hasta yo cumplir 18, para hacer el amor, pero tenías que decirme que sí y tú sabes que nunca jamás habría tenido nada con alguien más.


Y luego me dijiste algo que me dio a entender (como luego comprobé) que ese chico te había manipulado sobre mí.

Tu hermano menor me apura antes de que estés con tu novio


   Me excuso con los pocos lectores que pueda tener este blog, he estado muy ocupado y descuidé varios proyectos pero bueno, en realidad esto es algo personal, Ana (deben tener claro que es un nombre ficticio) no sabe y dudo que se enteré que plasmo nuestra historia así. Entre ustedes que me leen y yo.

   Este capítulo es uno de los más curiosos porque luego entendí que si le hacía caso a su hermano podía haberme quedado con ella pero nos habríamos metido en tremendo lío por la diferencia de edad.

   Ana se mudó, durante toda nuestra infancia nos vimos diariamente y era el mismo juego de yo querer a su hermana y ella quererme a mí, algunos amigos gustaban de su hermana J, pero ella no quiso tener nada con ninguno, a pesar de que lo nuestro siempre fue algo medio artificial, ambos sabíamos que no debíamos estar.

   El asunto es que Ana tuvo su primer novio "formal" a los 13 años, se llamaba C. y vivía apenas dos cuadras detrás de la casa donde se mudaron. Ahora yo no la veía diariamente, de hecho apenas venía los fines de semana al comienzo, cuando empezó a estar con el chico ya no venía sino una vez al mes, como mucho.

lunes, 17 de marzo de 2014

Un triángulo entre niños

     Recuerdo, Ana, que teniendo 15 años empezó a llamarme la atención
 tu hermana mayor, ella tenía 13 y tu 10.
Ella ya tenía curvas y era bonita, no tanto como tú, pero tu en vez de 
curvas, tenias tus delgaduchas piernas.

Una vez más, los amigos impulsando el asunto, todos tenían que ver con tu
hermana, crecimos todos juntos y fue la primera chica con buenas curvas
que vimos entre nosotros.
Entonces pasó algo curioso:

Cuando supiste o te fijaste que me gustaba tu hermana, me lo preguntaste.
Yo te lo conté y entonces te esforzaste en que ella y yo llegásemos a algo.
Mucho tiempo después comprendí cuanto me querías, que en tu pensamiento
de niña, enamorada, querías que fuese novio de tu hermana para estar más cerca, mas tiempo.

Y con tu hermana pasó algo aún más curioso:

domingo, 16 de marzo de 2014

Ana me regala flores y yo la llamo patas largas


Aún no cumplía Ana 10 años y yo 15 (Le llevo 5 años) cuando ya ella, 

por esos aires de madurez que llegan primero a mujeres que a hombres,

me regalaba flores.

No, no eran flores bonitas, compradas en un ramo. Más bien eran o flores

que cortaba en cualquier matero de alguna doña de las cercanías o alguna 

que se robaba de su casa. Hoy no recuerdo las flores, la imagen no me viene.

Solo me imagino flores viejas...


La cosa es que Ana era una niña delgaducha en extremo, era bella,

lo es. Pero nuestros amigos de toda la vida bromeaban con sus piernas delgaduchas.

Yo, como todo chico tonto que se respete, les seguía el juego. En cuanto Ana

me entregaba una flor y me miraba con ojitos brillantes y arrancaban a burlarse de ella

y de mí por ser el objeto de su atención, le soltaba:

 - ¿Estás loca, patas largas? Pareces una garza.

sábado, 15 de marzo de 2014

Ana

     Ana, me parece que nació para ser mía, pero luego pienso que de ser así no la amaría yo tanto. Cuando uno ama tanto a una persona es seguro que no sea correspondido, al menos no por completo, al menos no por Ana.

     En este diario, les traigo mi historia con Ana, la niña de ojos grandes y negros que me gustó desde los 8 años, aunque yo no lo sabía. Siempre la traté de mocosa y fastidiosa, pero Ana creció y yo siempre noté que aunque por fuera decía que me molestaba, por dentro la pensaba mucho y siempre la miraba, siempre.


 
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